Con el signo de Cáncer llega el espíritu protector al zodíaco. Llegan los vínculos, el cuidado, la integración, la estabilidad, los sentimientos; con  Cáncer aparece la familia, el clan y las relaciones permanentes.

En artículos anteriores, hablábamos de Tauro como signo que crea  apegos entre personas y temas materiales, pero encuentro que la energía de Cáncer, por su gran sensibilidad y emocionalidad, tiene necesidad de crear un cordón umbilical en torno a la persona y sus seres más cercanos, por tanto, el apego no es exclusivo de Tauro.

Cáncer quiere pertenecer y sus vínculos se transmiten de generación en generación, así que hay una memoria y una historia en la que se intercambian los cuidados, la nutrición y la protección.

Son personas que tienden a guiarse más por los sentimientos que por la razón ya que el regente de este signo es la Luna, representación de la madre; por ello, el arquetipo de Cáncer supone tener cualidades maternales de cariño, calidez, afecto y entrega, todo rociado de una gran sensibilidad.

En contra de lo que pueda parecer cuando describimos a Cáncer como arquetipo que nos ofrece seguridad y cuidado, son personas tremendamente vulnerables, que tienen miedo a los cambios, al futuro, a lo desconocido, porque su energía procede del clan familiar y cuando éste desaparece llegan las inseguridades, la melancolía, la parálisis, la falta de agresividad y la inacción para tomar decisiones.

Cáncer se vuelve vulnerable porque no encuentra un mecanismo natural a través del cual expresar sus emociones. Para sacar a un canceriano de ahí haría falta ver el resto de su Carta Natal y ver dónde tiene sus potencialidades y sacarlas a la luz porque seguro que son muchas. Todos los signos tienen sus luces y sus sombras, hay que conocer ambas partes para tener un buen conocimiento de uno mismo.