REIKI

ARMONÍA PERSONAL, ARMONÍA UNIVERSAL

Definir el Reiki es extremadamente difícil, pues su esencia es algo etérea; sin embargo, se podría decir que se trata de un método que permite encontrar la armonía con lo que nos rodea y que se caracteriza por la simplicidad y por la poca importancia que concede a las elucubraciones mentales.

En el Reiki no hay dogmas, ni actos de fe, ni reglas inflexibles y absolutas; una vez que se han abierto los canales por los que pasa la Energía, cualquiera está en condiciones de sacar de él lo que está dispuesto a recibir.

Para algunos, es un método de curación; para otros, una de las muchas formas de prepararse e experimentar un proceso de expansión interior y de decidirse a aceptar las experiencias de la vida como lecciones; para otros, es una profesión.

Pero, como toda forma de relación con la Energía, lo que cuenta ante todo es el uso que el hombre quiere hacer de ella. Reiki establece la armonía entre la energía personal y la energía universal.

El Reiki propone a la persona que lo imparte ser un canal, dejar pasar la energía a través suyo para que llegue allí donde sea necesaria. Por tanto, el Reiki es muy sencillo, lo único que exige es la disponibilidad, el resto sucede de forma natural.

 Lo que se puede afirmar con certeza es que el Reiki no puede ser nocivo en ningún caso. Es una técnica que se puede utilizar en cualquier situación. No sustituye a un tratamiento médico específico, aunque sí es apropiado realizarlos simultáneamente, pues se complementan.

Numerosas observaciones experimentales han demostrado que una vez que ha entrado en el cuerpo la Energía, se dirige espontáneamente al lugar en el que hace falta. En Reiki trabajamos principalmente con 7 chakras o puntos energéticos del cuerpo, cada uno tiene correspondencia con los órganos normalmente circundantes, se corresponde con un elemento de la naturaleza y emite un color o varios.

Los procesos de Reiki actúan sobre todos los planos del individuo, sin limitarse al aspecto físico. Se produce una armonización de todos los desequilibrios pasados y presentes, planteando a menudo problemas olvidados o rechazados.

Es por ello que vemos frecuentemente reaparecer enfermedades en la que ya no pensábamos o dificultades emocionales que creíamos resueltas. Se trata de una verdadera acción de desintoxicación.

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