Casa 4 representa el escenario de nuestro hogar infantil, donde nos hemos criado, las influencias que hemos tenido de nuestros ancestros, el clima que se respiraba cuando éramos niños y si nos hemos sentido protegidos en él.
Casa 4 es una casa de agua, por lo tanto, estamos hablando de emociones. También hay que decir que es el domicilio del signo de Cáncer, cuyo regente es la Luna, por lo tanto, es un área de la Carta Natal muy importante a nivel interior de la persona, desde donde construye su sensación de seguridad.
Podemos ir viendo que, dependiendo del signo y los planetas que aquí se encuentren, las bases que conforman el temperamento de la persona pueden ser muy diferentes, según el tipo de energía que se manifieste.
Desde Casa 4 se pueden revelar emociones inconscientes que se harán conscientes en la casa opuesta, es decir, Casa 10, la casa de la imagen social y los logros personales. Si hemos tenido una infancia feliz, en coherencia, estable y amorosa, en nuestro futuro reflejaremos la seguridad que nos dieron en el hogar familiar.
Sin embargo, si en esta casa tenemos un signo o un planeta algo difuso, como por ejemplo Piscis o el planeta Neptuno, esto indicará que nuestro hogar familiar tenía una energía muy confusa, no muy clara, algo soñadora. Por otra parte, esta energía también nos dice que la falta de sostén emocional pudo deberse a una necesidad inconsciente de ocuparse de otras personas y no de mí.
Por todo esto, se hace necesaria una búsqueda de un hogar propio, nuestro hogar interior, el más seguro de todos, el que nos llena de amor y de paz, el que nos conecta con nuestra parte divina y única.
No es un camino fácil. Se trata de emprender una peregrinación que nos conecte con nuestras emociones, con el niño herido y sanarlo, aceptando su vulnerabilidad. Si somos honestos con nosotros mismos podremos elevar el nivel de conciencia que nos hará libres de cualquier apego emocional y material, entonces habremos conectado con nuestra alma.