El adjetivo akáshico proviene del término sánscrito “Akaśa”, que significa ‘éter’. Es espacio o energía cósmica que penetra en todo el universo y es el sutil vehículo que transporta el sonido, la luz y la información, las bases constituyentes de la energía y de la vida.

Los Registros Akáshicos son una memoria universal de la existencia, y representan un espacio multidimensional dónde se archivan todas las experiencias del alma, incluyendo todos los conocimientos y las experiencias de las vidas pasadas, la vida presente y las potencialidades futuras.

Es como una gran biblioteca de información energética sobre todo aquello que fue, que es o que será en el universo, del cual todos somos parte.

Los especialistas que saben leer registros akáshicos aseguran que este sistema energético contiene:

  • Todas las potencialidades que el “Alma” posee para su evolución en esta vida,
  • La verdadera razón de ser de cada persona, y el sentido de la existencia,
  • Todos los aprendizajes y lecciones pendientes y
  • Las respuestas a sus grandes preguntas y curiosidades de su vida.

En esencia es una finísima sustancia que baña el universo, en la que se recogen todos los pensamientos, todas las palabras emitidas, emociones sentidas y acciones cometidas por las personas a lo largo de los tiempos. Por eso frecuentemente se lo llama también “El Libro de la Vida”. Existe para el plano individual, planetario y universal con diferentes frecuencias vibratorias.

Las escuelas y expertos en esta materia aseguran que se puede acceder a estos registros mediante la energía que baja de “Maestros” y “Guías”. Se trata de maestros, profesores y seres queridos espirituales que acompañan a una persona y que son capaces de traducir la información que ésta necesita para evolucionar en su búsqueda de paz, bienestar y autocomprensión.

¿Qué es y para qué sirve la lectura de registros akáshicos?

La lectura de Registros Akáshicos es una técnica que ayuda a las personas a conocerse a sí mismos, con el fin último de ser más felices y encontrar paz interior. Permite conectar con la memoria (los registros) de nuestra propia alma.