Luna en Acuario representa un gran cambio a nivel emocional después de la Luna en Capricornio.
Si Luna en Capricornio nos va creando una vida llena de obligaciones y responsabilidades, Luna en Acuario quiere y necesita libertad, apertura, desapego.
Ya la energía de Acuario marca lo diferente en el zodíaco, lo original, lo innovador; marca el cambio hacia algo mejor de lo que teníamos, aunque nos cueste admitirlo en la mayoría de las ocasiones, por que es duro salir de la zona de confort donde nos acomodamos y, a sabiendas de que puede ser negativo para nosotros, nos resistimos a ese cambio posiblemente por miedo e inseguridad. Pues bien, Acuario no le teme al cambio, es el cambio, es la energía que marca un nuevo sendero aún por explorar.
Luna en Acuario siente la necesidad imperiosa de la separación. Si una persona tiene esta configuración planetaria en su Carta Natal, verá que le será difícil sostener relaciones duraderas, bien por que se rompen, bien por que las rompe ella misma llevada por el miedo a que se rompan, algo extraño sí, pero también se da.
Luna en Acuario nos enseña o mejor, nos obliga, a ser distintos, raros (a ojos de los demás). No es nada fácil vivir esta Luna, o nos familiarizamos pronto con ella y asimilamos su energía, o el sufrimiento puede ser terrible; no sólo para nosotros, sino también para cada uno de los vínculos que vamos teniendo en la vida, ya que la separación siempre está presente y, a menos que se conozca el lenguaje y dinámica de la Astrología para comprenderlo, será muy difícil de entender a personas tan libres, solas e independientes.
Sí, la soledad está asociada a Luna en Acuario. Es una energía de grandes buscadores e investigadores intuitivos inspirados por una idea de un mundo mejor, más solidario, más humano, intelectual y de progreso para todos. Hoy en día, saber que entramos en la Era de Acuario, nos abre un horizonte de esperanza que dejará atrás el atroz materialismo y el régimen autoritario que estamos viviendo para evolucionar hacia la cohesión de todos por la paz y la libertad.
Lola Juan