Cuidado con nuestros alimentos.

No nos engañemos, por lo general, comemos muy mal. Cuando digo mal, me refiero a que se produce un gran desequilibrio en nuestro organismo al ingerir alimento que no nos aporta buena energía.

No cabe duda de que todos queremos estar bien a nivel físico, mental y emocional, pero debemos saber que nuestra alimentación influye en gran manera en todos nuestros procesos ya que nuestra salud está en juego.

Si abusamos de determinados alimentos, por ejemplo, el grupo que contiene grasas animales saturadas, tendremos un nivel alto de sangre ácida. Esto es debido a la ingesta de carnes, embutidos, excesos lácticos, demasiada bollería, consumos de azúcares refinados, bebidas azucaradas, alcohol, estimulantes como el café, etc.

Pero estos alimentos además, nos desmineralizan y el cuerpo tenderá a equilibrar esta acidez con reservas de minerales con el consiguiente debilitamiento de órganos y sistemas que afectaría principalmente al inmunitario.

Durante el verano es más frecuente consumir bebidas y alimentos que nos refresquen del calor, como son los helados, las bebidas excesivamente frías como la sangría, granizadas, refrescos gaseosos, etc. Así que cuando llega el otoño, nuestro sistema inmunitario no está al 100% y se producen resfriados, depresiones, cansancio, estrés, etc. Y volvemos a ingerir otros alimentos (e incluso medicamentos) para compensar este déficit.

El reto en una sociedad tremendamente consumista y excesivamente motivada por la publicidad, es tomar conciencia de lo que realmente es bueno para nuestra salud global.

El primer paso es adoptar una alimentación que nos refuerce, que mantenga un ph de la sangre ligeramente alcalino y que no nos desmineralice, una alimentación basada en alimentos integrales, sin procesar ni refinar. Consumir alimentos de toda la vida, los consumidos por nuestros antepasados, aquellos que vivían en y por el campo.

Cereales integrales, proteínas vegetales, pescado, verduras, algas, semillas, frutos secos, aceites vegetales, frutas estacionales, condimentos y endulzantes naturales son los alimentos recomendados.

Adoptar estas pautas no es fácil al principio, hay que tener determinación, estar abiertos y practicar a diario hasta coger el hábito.

Desde Centro Atenea os animamos a adoptar prácticas saludables de alimentación, ¡por un sistema inmunitario fuerte y equilibrado!

Lola Juan