Vamos transitando por la rueda zodiacal. Este mes nuestra parada la hacemos en el signo de Capricornio. Llegamos al mundo de la Ley, al mundo de lo correcto, de lo que hemos conseguido con esfuerzo, sin idealizaciones, ni ensoñaciones, todo es real, tangible, concreto; es consecuencia de la aceptación de nuestro valor personal y de la Ley del Todo de una manera completamente consciente.

El deseo de Capricornio por tanto es el de la realidad, el de la Ley, el de lo perfecto, el de un trabajo realizado y terminado para alcanzar un fin de manera correcta. Capricornio representa la autonomía del individuo, también su éxito y posición social.

Por ello, podemos conocer personas con este signo a las que vemos con una voluntad implacable y un carácter por lo general muy rígido, muy concentrado. Capricornio no se acuesta tranquilo por la noche sin haber planificado antes lo que tiene que hacer al día siguiente. No se deja llevar por las emociones, necesita una Ley que cumplir para contribuir con la sociedad.

A Capricornio no le interesa lo fácil, le gustan los retos. No le importa el tiempo que tarde en conseguir sus metas; Saturno, su planeta regente, es el Dios del Tiempo, por tanto, para Capricornio no es un problema tardar más en alcanzar el éxito de sus ideas, sino hacerlas bien. Se concentra profundamente en su objetivo y una vez cumplido, no demuestra abiertamente su satisfacción, más bien se controla ya que su éxito es el resultado de un trabajo concienzudo y elaborado.

Tiene un instinto innato para saber hacer lo que hay que hacer porque sabe planificar, organizar y orientar bajo una disciplina y responsabilidad que hace a estas personas precavidas y confiables.

Es el signo de los grandes maestros pues su Ley se basa en una gran capacidad de observación y en la experiencia adquirida en sus vivencias. Sabe cuál es la esencia real de las cosas y sabe cómo transmitir ese aprendizaje a los demás.

Lola Juan