El mes pasado comenzamos la rueda zodiacal con el signo de Aries que representa el nacimiento, este mes lo hacemos con Tauro, un signo de tierra que nos habla de nuestros dones.
Me gusta ver los signos del zodíaco desde las perspectivas de luz y de sombra, es decir, teniendo en cuenta su lado más positivo y su lado más negativo.
Principalmente, Tauro valora mucho lo material, no es vano, su domicilio es Casa 2 y nos habla de nuestras posesiones, de cómo materializamos en nuestra vida. Por tanto, en mayor o menor medida, siempre dependiendo de lo que diga el resto de su Carta Natal, tiende a ser posesivo, siempre va en busca de lo que le aporte seguridad y estabilidad.
Tauro da personas serenas, constantes, pacientes y con mucha resistencia; como elemento Tierra, estos calificativos son evidentes, como el que a veces sean inflexibles y cabezotas.
Para Tauro es fundamental disfrutar de todos esos dones que la vida pone a su alcance y lo hace con los cinco sentidos. Venus, su planeta regente, le empuja a buscar placer y satisfacción en sus deseos materiales.
Por ello, es esencial para Tauro llegar a conseguir sus metas; para ello es metódico, tenaz y perseverante, con una gran capacidad para afrontar los desafíos de la vida y una gran resistencia ante los obstáculos que se le presentan. El tiempo no es importante, es paciente y asume los retos de manera práctica.
Tauro sucumbe a placeres como una buena mesa, el contacto con la naturaleza, las relaciones sexuales, un hogar bello, una relación afectiva que sienta equilibrada…
en realidad, es de gustos sencillos y sanos, pero no le gusta perderlos, de hecho, puede sufrir ataques de celos. Esta es la parte más negativa de Tauro. Por lo demás, se muestra fiel y encantador, siempre dispuesto a disfrutar de cualquier cosa que le parezca bella y armoniosa.
Lola Juan