La vida depende por completo del acto de respirar. Respirar es vivir, y no hay vida sin respiración. La respiración puede considerarse como la más importante función del cuerpo, porque de ella dependen indudablemente las demás. El hombre puede vivir algún tiempo sin comer, menos sin beber; pero sin respirar, sólo unos pocos minutos.
Pero no solamente el hombre depende de la respiración, sino de los correctos hábitos de respirar, que son los que le han de dar vitalidad e inmunidad contra las enfermedades. Un dominio adecuado de la facultad de respirar prolonga nuestros días dándonos mayor resistencia, mientras que la respiración descuidada tiende a acortar nuestros días, mengua nuestra vitalidad y nos coloca en condiciones favorables para ser presa de muchas dolencias y graves enfermedades.
El hombre ha pagado muy cara la civilización. Ha contraído costumbres y actitudes perniciosas en el caminar, pararse y sentarse, que lo han despojado de la primitiva facultad de saber respirar correcta y naturalmente.
El porcentaje de personas civilizadas que respiran correctamente es muy reducido y el resultado puede observarse en los pechos hundidos, en los hombros caídos y en el espantoso aumento de las enfermedades del aparato respiratorio.
Se puede observar entonces que la relación entre la respiración natural y la salud es evidente y explicable, tanto si la consideramos desde el punto de vista oriental, como del occidental. Las enseñanzas occidentales demuestran que la salud física depende principalmente de una correcta respiración. Los instructores de Oriente admiten que es posible acrecentar la energía mental del hombre, su felicidad, el domino de sí mismo, claridad de visión, moralidad y su perfeccionamiento espiritual.
Un Yogi practica una serie de ejercicios por los cuales obtiene el domino de su cuerpo y lo capacita para enviar a cualquier órgano o parte de su cuerpo mayor corriente de energía vital o prana, fortaleciendo y vigorizando la parte u órgano que se desea. Sabe también que en el aire hay algo más que oxígeno y nitrógeno, y que la simple oxigenación de la sangre no es la única transformación que se produce al respirar. Sabe que la respiración rítmica lo puede colocar en vibración armónica con la naturaleza y que lo capacita para poder curarse a sí mismo además de desterrar el temor, las preocupaciones y emociones negativas de modo que su vida sea mucho más armoniosa.
Lola Juan