La respiración y su mecánica tiene más implicaciones de las que suele imaginar la mayoría de la gente.
La respiración normal no sólo pone en juego movimientos de la caja torácica, sino también movimientos de toda la columna vertebral. La columna se alarga de extremo a extremo durante cada inhalación, y se encoge a cada exhalación. El aire penetra en los pulmones porque el diafragma abre la caja torácica y los músculos intercostales la amplían de lado a lado y de espalda a frente.Esto hace que la presión del aire en el interior sea menor que la atmosférica, de forma que el aire del exterior fluye hacia adentro para equilibrar la presión.
A continuación, el diafragma y los músculos intercostales de relajan, aumentando así la presión interior y, en consecuencia, expulsando el aire. En este proceso intervienen también las articulaciones y músculos de los hombros, cuello y pelvis.
En algunas posturas de yoga, todas estas estructuras trabajan más deprisa y con más esfuerzo, recurriendo la auxilio de los músculos de las piernas, los brazos e incluso de la mandíbula para ayudar a la dilatación y la contracción de la caja torácica.
La respiración por sí sola, es capaz de cambiar nuestra estructura. Una respiración consciente y dirigida contribuye a liberar cualquier tensión donde quiera que esté. A medida que inhalamos y exhalamos, podemos sentir cómo determinadas partes de nuestro cuerpo se ensanchan, se estiran, se sueltan, se abren y se ablandan.
Es recomendable la respiración únicamente por la nariz porque es más lenta y proporciona más tiempo para percibir, sentir y visualizar cualquier movimiento. Comenzando por inhalar con el abdomen, el diafragma hasta los pulmones, y exhalando primero por los pulmones, el diafragma hasta el abdomen.
Debemos concentrarnos en respirar correctamente tanto como en hacer las asanas de manera completa y eficaz para que se produzcan los cambios y evolución deseados en nosotros.
Lola Juan