Los Japa Mala o malas budistas tienen sus raíces en el hinduismo y, posteriormente, fueron adaptados por el budismo, como herramienta de apoyo al canto de mantras.
Es un collar de 108 cuentas unidas con un cordón de tres fibras. Se considera un objeto sagrado que proporciona armonía, bienestar y equilibrio. Por ello, los Malas budistas son utilizados por personas que practican yoga o meditación, ya que ayuda a conseguir ese estado de equilibrio fundamental para esta práctica.
Su asociación con el yoga hace que los Japa Malas también sean conocidos como Malas yoga, ya que la necesidad de concentración para la realización de la práctica, convierte a los Malas en una herramienta muy adecuada para los/as yoguis.
El uso de Malas en el yoga ayuda a que la persona practicante se concentre en los mantras, aumentando y dándole sentido al significado y objetivo de cada rezo. La repetición de cada sonido favorece la concentración e invita al estado meditativo.
Los Japa Malas auténticos están elaborados con madera, habitualmente de sándalo o con semillas del árbol Rudraksha, un árbol de la India, cuya madera y semillas se utilizaban en la antigüedad, considerando la simbología y propiedades naturales de este árbol como una materia prima esencial para el objetivo primordial del Jala Mala: el camino hacia la espiritualidad.
El uso de los Malas yoga o Malas budistas se utilizan igual que el rosario en la religión católica. Su función principal es ayudar en la oración, permitiendo la concentración en lo que se está diciendo y ayudando a seguir la repetición sin perderse. Por tanto, el rosario budista sirve para ayudar a la persona a recitar los mantras con la máxima concentración.
Se utiliza como guía o punto de partida la primera cuenta, que está en el centro del collar o pulsera y que se distingue fácilmente por la forma que se le dé (Gurú). A partir de ella iniciamos el rezo, avanzando con los dedos por cada cuenta, hasta terminar, de nuevo, en la cuenta inicial. Se pueden realizar las repeticiones que se consideren necesarias, iniciando siempre por la misma cuenta. Lo habitual es sujetar el Jala Mala con la mano derecha y deslizarse por las cuentas con el dedo pulgar y corazón.
El número de cuentas radica en la magia que se atribuye al número 108, un número que desde diferentes corrientes y disciplinas se asocia con la espiritualidad humana (las etapas del alma, el chakra corazón, la energía, la divinidad).
Este rosario tibetano se diseña, también, en forma de pulsera, pudiéndose adaptar a las necesidades individuales. Así, el rosario budista pulsera permite la comodidad y discreción en su uso, adaptándose fácilmente a diferentes situaciones.
Si consideras que los Jala Malas son importantes para tu práctica puedes adquirirlo en Atenea. Su diseño es sencillo, en madera, y puedes personalizarlo. Podrás elegir el que más se adapte a las necesidades de tu camino espiritual.
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