Existe cierta complejidad a la hora de entender la diferencia entre la energía del Ascendente en Aries, en este caso y la de su signo solar. Aun hablando del mismo tema, no tienen el mismo fin. La energía del Ascendente es una energía pura que tenemos que trabajar para madurarla; sin embargo, la de un signo solar nos caracteriza, forma parte de nuestra personalidad.
Por tanto, cuando nacemos, traemos implícita una energía que nos va llevando por la vida a través de experiencias que nos acontecen para que vibremos al son que marca nuestro Ascendente.
Cuando hablamos de un signo en concreto como Ascendente, tenemos que tener en cuenta el signo que le precede, ya que su energía se encuentra en nuestra memoria y, al nacer, es cambiada por otra diferente, lo que supone un vuelco importante a nivel inconsciente. Este hecho sucede en la gran mayoría de nosotros, pero también podemos encontrarnos con un Ascendente y un signo solar del mismo elemento.
Comencemos por Aries. Este signo supone el comienzo de la rueda zodiacal, pero como toda energía circular, le precede el último signo, Piscis. Aries como Ascendente contiene una memoria inconsciente de apego, de unión con todos los seres, de igualdad, de conexión y no diferenciación.
La energía del signo de Aries es impulsiva, fuerte, iniciática, asertiva, valiente, precipitada y agresiva, por tanto, si tenemos este Ascendente, en nuestra vida se presentarán acontecimientos donde tengamos que vernos con personas con estas características, con experiencias rápidas, urgentes, donde tengamos que tomar una decisión de manera precipitada sin poder contar con nadie que nos apoye, teniendo que ser responsables todo el tiempo de nuestros actos.
Esto supone un shock para una memoria pisciana, donde no hay agresividad ninguna, donde existe la conexión entre todos los seres, donde no se siente esa vibración rápida, esa necesidad de individualidad.
Ahora toca diferenciarse, no acomodarse, asumir esta energía masculina que lleva a encarar la vida con valentía y empoderamiento.
Lola Juan