Acuario es un auténtico espíritu libre: liberal en sus ideas y poco convencional en sus actitudes. Vive en el futuro, explorando y descubriendo aquello que siente que es positivo para él y para la humanidad porque hay espacio suficiente en su conciencia para aceptar la posibilidad de cualquier acontecimiento. Sabe que hay un futuro mejor, no quiere estar atado a tradiciones ni a estereotipos, no le preocupa la forma en que la sociedad tome acción, lo importante es tomarla porque se tiene que evolucionar para progresar.
La fuerza, coraje y espíritu que siente un acuariano derivan de su opuesto Leo. Digamos que Acuario tiene la visión y Leo el impulso porque la energía va hacia dentro y hacia afuera. La energía individual y egocentrista de Leo se comparte o se complementa en Acuario porque, aunque necesite libertad e independencia, un acuariano piensa en la humanidad entera, incluye a todos sin excepción.
Un acuariano es creativo, innovador, atrevido y quiere extender sus ideas, le encanta estar en grupos donde aprender y enseñar al mismo tiempo pero sin apegos, en seguida se da cuenta de cuándo tiene que “escapar” de sentimentalismos.
La energía de Acuario es mucha y necesita ser liberada a través de esa creatividad, de sus intuiciones y, por supuesto, de sus decisiones que suelen ser rápidas y drásticas, repentinas, como un cambio de trabajo, de casa, de pareja, de estudios, etc. Su mente va rápido pero su cuerpo no, por ello puede sufrir algún tipo de shock nervioso o algún “apagón” (Urano, el planeta regente de este signo, tiene mucho que ver con la electricidad) ya que sus ideas brotan de una manera espontánea y a su sistema no le da tiempo a asimilarlas.
Como todos los signos, Acuario tiene sus luces y sus sombras, pero nos mueve a progresar, a salir de nuestra zona de confort, a ser ingeniosos y diferentes, algo vital en nuestra sociedad actual.
Lola Juan