El Asana forma parte del trabajo que se realiza en Hatha Yoga junto con otras prácticas. En esta ocasión profundizaremos más en esta disciplina.
Entre las disciplinas que ha de adoptar un “yogui” o cualquier persona que se quiera iniciar en este mundo, se encuentra la ejecución de su Sadhana o rutina de ejercicios de yoga a primera hora de la mañana, el momento más recomendado para hacerla. Esto facilitará el despertar del Prana que se ha recogido hacia el interior durante la noche liberando el cuerpo de la rigidez y devolviéndole la movilidad perdida durante el sueño.
Es muy común encontrar algún inconveniente en este horario ya que “nuestro modo automático” nos impide decidir conscientemente lo que mejor le viene a nuestro cuerpo a esas horas tempranas. Damos gracias si tenemos tiempo por la tarde. Lo que sí es cierto es que si realizamos la práctica justo antes de irnos a dormir perderemos parte de sus beneficios al entrar en el sueño.
Existen distintos niveles de Asana. Algunas de ellas son bases posturales que nos permiten trabajar sin gran esfuerzo grandes segmentos del cuerpo. A partir de estas posturas podemos hacer otras más avanzadas.
También pueden ser posturas de tránsito. Una de estas posturas es la “de la montaña”. A las posturas de inicio le siguen otras de nivel medio donde se trabajan segmentos del cuerpo más pequeños, son más precisas y ligeramente más complejas, por ejemplo, la postura de “la cobra”. Por último, hay un tercer nivel más avanzado donde se requiere gran capacidad de fuerza, flexibilidad y elasticidad para su ejecución, por ejemplo en las posturas invertidas.
Durante una clase de Yoga se van sucediendo estos tres niveles de trabajo en la realización de las Asanas ya que el conjunto forma parte de una coreografía muy bien dirigida y coordinada para que cada postura llegue al lugar adecuado en el momento justo a nuestro cuerpo, a nuestra mente y a nuestro espíritu.
Es importante tener cerca a un buen instructor para que nos aconseje la mejor rutina de ejercicios adaptada a cada uno de nosotros, a nuestras capacidades y a nuestro nivel evolutivo.
Lola Juan